A Javier con cariño.
Por Julieta Cruz López
Tras haber vivido en el foco del brote de la influenza aquellos que se desenvuelven en el área de alimentos y bebidas, pasaron por momentos de crisis, surgiendo ideas prontas por doquier en torno al tema. El texto que presento a continuación refleja pensamientos, situaciones y sentimientos del imaginario colectivo de aquel momento y quizá, del actual.
¡Pues ni que hubiera sido yo el que tuvo influenza! Ahorita fácil me estaría llevando unos, ¿qué te gusta? Pues así a lo menos, unos $500 en caliente, así de puras propinas.
Ahora ya me quedé sin chamba, ni pedo pues no hay cómo hacerle. Lo bueno es que mi vieja ya está vendiendo pasteles, lo chido es que ella estudio para Chef y ya anda ahí dándole duro pa’ darle de comer a los chamacos, yo estoy pensando si seguirle en esto de la mesereada, porque hay que andar así de tacuche, sonriéndole a los niños de papi, todo para que te dejen una buena propina y tanto esfuerzo para que a veces te dejen nada más un cinco por ciento, ¡bola de ojetes!
Ora estos días me quedé en mi casa con mis chavitos, ahí les marqué a unos compas y se trajeron las chelas, ahí estábamos requete a gusto, que los dulces pa’ los niños, jugando con el Xbox, pedimos pollo del Kentucky y pues más chelas, las caguamas, los caguamones, hasta perdí la cuenta, y en eso ¡madres! Al otro día no me podía ni parar del dolor de cabeza que tenía, empapado por la fiebre, no me salía la voz y en eso pensé: ya valí madres, ¡la influenza! Estaba ya todo asustado cuando de repente me dieron retortijones y córrele al baño, ¡no maa! diarrea, vómito, todo se me juntó. Se me hace que ha de haber sido el pollo, ¿a ver ahí quién nos asegura que la comida la prepararon higiénicamente? Todo por sus medidas “preventivas”. Ya parece que con andar usando un cubreboca, se nos van a quitar esas pinches mañas de andar escupiendo en la calle o estornudándole en la jeta al de al lado, ¡es mera educación lo que nos hace falta! somos cabrones, ¡pues mexicanos habíamos de ser! Yo digo que se dejen de pendejadas y mejor se compren un cubrecara en lugar de un cubreboca, ¡por feos!
Pues así las cosas y luego de quedarme un día así en la cama comiendo caldo de pollo de enfermos, pues que estaba viendo la tele y que sale la “cumbia de la influenza” esos carnales ya nada perdonan, pero está buena la tonadita: “Ya mejor que te dé un sida, un cáncer, o comezón.Hoy más vale ser suicida con taquitos de pastor, porque dicen que es la gripa perfecta…” Sí, ¡está chida! de tanto que la escuché pues ya hasta me la aprendí.
Bueno entonces que mi “Julight”, ¿me prestas una lana? Ándale, que es para llevar a mi jefa a comer en su día ahí a la birria de La polar y si te mochas, pues también para comprarle a mis chamacos el tal “Achufy”, el peluche ese azul quesque la mascota de la influenza. (sic)