lunes, 9 de febrero de 2009

Reflexiones del comal…

Prácticas

Por Sabina Sánchez León


La Práctica, amiga inseparable de la experiencia. ¿Qué sería del conocimiento si no es aplicado? o en el caso contrario ¿Qué seria de los moles si no se conociera su historia? Ningún estudiante de Gastronomía, sin importar la especialidad, puede ser digno de su carrera sin haber por lo menos, metido en algún momento las manos a la masa.

Para algunos que llevamos más kilómetros recorridos en la carrera, este término nos es bastante familiar, pero nunca olvidaremos ese nervio que en un principio nos invadía al aventurarnos en ésta probadita del mundo real.

¿Trabajar 8 o más horas sin goce de sueldo?, ¿picar costales y costales de cebollas para llorar como mártir? No suena muy alentador ¿cierto? Este tipo de quejas son muy comunes entre algunos alumnos, pero lo que muchos olvidan en su afán de grandeza es un factor básico no sólo en la cocina sino en la vida misma: la humildad. ¿Cómo piensas llegar a la cima si no conoces los fundamentos? No planeo decir que te resignes a ser el mandadero de los cocineros de tu restaurante u hotel, como en muchas (si no es que en todas) las ocasiones sucede, si no que tengas siempre una buena disposición para sacar el máximo provecho, familiarízate con todo lo que sucede en tu cocina o área de trabajo, hasta el más mínimo detalle es importante. Cada cocina es muy diferente y, por ridículo que suene, no es lo mismo picar cebollas en un Vips que en un Camino Real, ya lo verán. La clave está en adaptarse al equipo de trabajo, siempre con respeto, interés y la mejor disposición. No tengan miedo a equivocarse y echar a perder la sopa del día o atrasar las comandas, arriésguense y aprendan a corregir los posibles errores con sabiduría y templanza. Recuerda que la práctica hace al maestro.

Ah! y finalmente para las mujeres ¡aguas! Porque la verdad no sé si los hervores de la olla la vuelven a una más atractiva o no, pero el acoso sexual dentro de las cocinas es muy común. No se preocupen, únicamente mantengan su línea de respeto con los demás trabajadores y si fuera el caso reporten cualquier anomalía.

Dicho esto... ¡a practicar jóvenes!